El día que
llevé tus cenizas a cuestas
Aún te creía
sabio e inmortal
Latía tu pulso
en mi corazón
Aparecías bello
y vivo en todos mis sueños
Eras el padre
de la libertad de una niña presa
Temedora de tu
oscuridad se hizo mujer
Culpabilizando toda
el agua tragada por tu boca desconocida
Cuanto miedo, padre, cuanto miedo
sepultado
en lo cotidiano.