domingo, diciembre 29

Concepto de cardiopatía:

Apatía en el corazón.

Doble salto mortal.

Olvidadiza como un trapecista que ha vendido su cuerda
dejando colgando todos sus ideales,
y hoy me pregunto que hay de los tuyos 
cuando me miras y en tu mirada
me encuentro de frente con
mi propio abismo.
Recuerdo el fluir con destreza de mis palabras
cuando nos miraba un cielo azul que no
se desteñía 
y no cortaba,
y entonces deseo con todas mis fuerzas
aquella cuerda que el trapecista dejó olvidada.

sábado, diciembre 28

Aquello de.

He encontrado la forma de esconder cada letra,
para que nadie me entienda 
cuando digo aquello de confiar,
y se me rompen todos los esquemas por la mitad
en mi burbuja de ambigüedad.

viernes, diciembre 27

Hoy escribo al abrigo de los atardeceres más bonitos que jamás han visto mis ojos.

Sueño que vienes a verme
bajo un cielo anaranjado,
y solo cuando sueño
es que olvido
la realidad de un incierto
nuevo calendario.
Enero, me parece muy bien que vengas,
pero ven despacio,
que me encanta sentir la vida envuelta en mi manta
mientras el reloj avanza despacio,
y se lleva la memoria de un otoño
en el que volé muy bajo.

Los ojos demasiado abiertos para lo sucio de esta vida.

jueves, diciembre 26

De infinitos desvíos y otros desvaríos.

No he recuperado la memoria de aquel tiempo
en el que era una niña 
que no soñaba con ser mujer,
perdida entre naranjos,
acariciando
el tronco de un árbol
mientras me hacia 
fuerte de mente 
y débil de espacio,
será por eso que no hay tanta diferencia entre lo que me hace
latir y lo que me hace daño.
Toda esta confusión de no saber muy bien como distinguir
entre un acierto y un error tiene su origen
en los campos impregnados de amapolas que idealicé en mi memoria.
Solía pensar que los caminos eran infinitos,
me equivoqué,
hay un único camino lleno de desvíos
y no importa cuál escoja,
en todos me perderé
y volveré a encontrarme
una y otra vez.

Tu olvido y mi despiste

Y hoy pensaras que yo estaba siempre
tan cerca y tan ausente,
tan cerrada y con los ojos tan abiertos.
Velabas por mis sueños,
te tumbabas sobre mí
para apaciguar cada espasmo,
para calmar cada contratiempo.
Vi la vida y sentí la muerte,
y todo al mismo tiempo.
Tú mi compañera de viaje,
las patas de mi cama.
Quisiera haber sido un yo totalmente
fuera de mí para ti,
haber roto con el cristal antes
y no ahora.
Y es que ya es tarde y no encuentro forma lógica
de retrasar todos nuestros relojes y
viajar en esa máquina del tiempo,
de retroceder y anular mi poder
de autodestrucción,
mi yo como arma de destrucción masiva,
tu olvido,
mi despiste.
En fin, en parte me equivoqué,
en parte lo circunstancial,
y hoy no hay forma de darle un nuevo comienzo a ese final
o acariciarlo un poco,
y que no duelas más.

miércoles, diciembre 25

Que es artista el que siente en exceso 
y por no volverse loco
 crea.

De sumas y restas

No hay adjetivo calificativo
para un nosotras pluscuamperfecto,
que fue ayer, y no hoy,
y soplo una vela más sin ti.
Reinvento mis recuerdos
y es que ahora parece que la cremallera de mi maleta
la cerraste tú y no yo.
Que para cuando vuelva a escribir 
será otra la suma y tú el resto.
Estoy descosiendo todos tus besos en torres
y aquel árbol de navidad en pleno agosto.
Y yo que podía freír un huevo en tu ombligo,
ahora media docena de ti esta en mi congelador.
No bailas más en mi tarta,
no eres la mousse de mi corazón,
ni la musa del cuaderno que escondo en mi cajón.
Y hoy me río de aquella prisa
por despertar en tu habitación.
Te estas perdiendo el primer resquicio 
de luz de febrero en mi azotea,
y no duele, te digo,
porque algún día tenía que empezar a mentirte. 

No me hables de confianza

Ya podríamos ponerle el mismo interés a las cosas que tocamos
sin querer hacerlas pedazos,
pero no,
no hay tanta diferencia entre tú y otras,
cuando vienes,
me besas la frente
y a solas suena la banda sonora
de las que no vinieron a verte.

Verano desmemoriado


Me olvidé del puñal del recuerdo que tanto se me clavaba,
y de los hilos invisibles que me ataban a una vida
que no era vida, si no supervivencia continua.
De las casualidades desprovistas de intenciones
no malévolas solo me acuerdo
de los retales que yo transformaba
en sonrisas.
Viene a mi la calma, se estabiliza
y me abraza.
Dejé de sentir el corazón en un puño
y de lanzar piedras
contra mi misma
y el mundo entero.
Que los que habiten hoy mi mundo
serán desconocedores
de un submundo
que se reinventa
y construye.

A otro folio en blanco con ese cuento


Y entonces te darás cuenta de lo inútil de lo material

y del valor de la materia,
serás inerte
y no habrá tregua,
pensarás que en el retroceso se encuentra
el verdadero tiempo perdido,
y seguirás sin entender mis letras mientras maldices el acento
que no tiene tierra.



martes, diciembre 24


Yo venía cansada de caminar
persiguiendo siempre la misma sombra,
ella aún no se muy bien de donde
para llenarme el estómago de polillas.

Por eso de que ningún amor es igual a otro
y somos la suma de cada corazón roto.

Del amor y otras guerras

Esta noche ha terminado con la sensación de cualquier otra,
la mente tan llena 
y el estomago igual de cerrado,
con el mismo revolotear torpe de mis
mariposas suicidas
sobre el bolígrafo.
De lo único que tengo más ganas,
tras un vino peleón,
es de ti conmigo en mi cama,
y estas lejos
aunque existan vías para romper con las distancias.
Quisiera poder abrazarte ahora, metida en el pijama,
y que fueran tus manos las que me desnudaran.
¿Cuándo nos daremos cuenta de que el amor se hace los 365 días del año?
Que para guerras ya están los que tienen el corazón congelado,
y mi guerra mental es libre cuando te huelo a mi lado.

comprendí que el nosotras era una palabra partida.

Recuerdo el día en el que partiste mi inocencia en dos,
yo tenía un nudo en la garganta y todas esas mariposas
revoloteando en mi estomago con torpeza.
Creía que todo era tan sencillo como plantarme delante de ti
con otra cara y sin ramo de rosas,
pero tú siempre me mirabas por dentro
y yo en el fondo seguía tan asustada
como el día en el que abrí la puerta de nuestras vidas
para salir por ella,
y al cerrarla hice mucho ruido,
tanto que al volver después de meses
lavándome la cara
aún resonaba el eco de aquel 
sonoro portazo.
Y así fue como toda la seguridad 
de que por mas putadas que te hiciera
tú siempre estarías conmigo
se rompió,
y yo con ella.
Después de la noche que no fuimos de concierto
justificaba tu ausencia
con el tiempo,
y te regalaba poemas
que no eran poemas,
poemas que no rimaban con nada,
palabras que jamás leerías.
Te convertí en la espera de lo que nunca llega,
en el invierno más frío,
en el mes más cruel
y en la excusa para seguir con la autodestrucción
y la vida que giraba en torno a mis costillas.
Llegó la primavera y supongo que la gasolina
del dolor se agotó,
y yo sólo pude seguir escribiendo
para ti
hasta que deje de tener razones
para justificar ausencias
y comprendí que el nosotras
era una palabra partida.
Entonces el hielo cumplió su función
de anestesia
y prometí aquello de no volver a regalar besos,
que luego salían muy caros.
Compré un calendario para no mirarlo,
pero siempre estaba en la misma página
para no olvidarlo.
Una mañana de esa misma primavera anticipada
quemé todos 
tus poemas
e invertí mi tiempo
en inventarme una azotea donde tirarle piedras a cupido.
En mi habitación nació un rincón exquisito,
cambié los folios por paredes
y fusionándome con el entorno
empezaron a brotar versos de Abril de mis dedos.
Y entre versos y micro universos 
los finales tristes se convirtieron en finales
eternos,
los finales inconclusos se convirtieron
en preciosos principios.

Metafóricas comprensiones

Que ahora entiendo cuando me hablabas de tus rincones,
los no invadidos,
y aquella prisa por dejarme sola en la estación.
Que no eras tú, que soy yo,
que las dimensiones de un corazón de latir ceden.

lunes, diciembre 23

Impresiones sobre el desorden.

Es la manera más sencilla de romper 
con cualquier molde
sin perder la estructura.

Viaje al centro de mi corazón

Crecí en el vientre de mi madre,
no recuerdo el dolor de la primera palmada en el culo.
Si recuerdo el grito,
no he dejado de gritar desde la primera vez que abrí los ojos,
ni de cuestionar mi existencia.
Viví 15 años entre libros,
continué creciendo en bibliotecas,
me fascinaban tanto todas las
formas que podía adquirir una palabra.
Aprendí a leer hacia atrás,
aunque más tarde me desmemorie de muchas cosas.
El primer febrero que recuerdo esta
envuelto en papel de albal,
y aun contiene la memoria de aquel
sándwich de atún
y el billete del primer autobús que cogí sola.
He seguido cogiendo autobuses,
y trenes,
y aviones,
el último me partió el corazón en
cien mi poesías.
Por eso estoy aquí,
para darle forma a todos los gritos
que he callado,
pero sobretodo por todo el daño que hice,
y me hice,
hasta comprender que escribir es la única
manera que tengo para sentirme
libre,
para no doler,
para no dolerte.

De razones

Que a mi nunca me ha servido aquello de focalizar
un sentimiento a través de la razón.
Si se de las palabras como medio para abrirme el pecho
y llegar hasta el corazón,
donde anidan todos tus
'incendios de nieve y calor',
donde lates al compás de lo que para mi
si tiene una razón.
 

Mis cosas de niña

A veces me mira el tiempo
y yo me hago pequeña de nuevo,
como cuando tenía descosidos todos los sueños,
como cuando no sabía ser sin el miedo
y todo el sentido de mi mundo se escondía
bajo las sábanas,
donde dormía soñando,
siempre con permiso de insomnio,
que le hacia el amor a un futuro desteñido
y se llenaba toda la paleta de un color
no fugitivo.
A veces vuelve al espejo el reflejo de todo lo que un día fuimos,
mis cosas de niña
y aquellas riñas que se convertían en caricias,
y me da por preguntarme cuál fue el punto exacto de mi ruptura
con la inocencia y de mi unión con la desconfianza.
Entonces llegaron aquellas miradas furtivas,
con la duda de encontrar algún día el complemento perfecto
para superar el miedo
y romper con la tristeza.

Aniquilador Diciembre.

No tengo ese filtro de cartón en el que me secan los labios,
 tampoco el calor que me invento y en el que me froto los jueves de este invierno.
 Diciembre es el perfecto aniquilador de felicidad y el indiscutible creador de la poesía.
El mes más blanco, dicen,
y yo no veo otro color por aquí que no sea el de esas cabezas grises 
que pasean metro arriba,metro abajo,
siguiendo las ruidosas luces que son la senda de todo este consumismo.
No es porque me falte todo lo que un día tuve 
que me ponga a cuestionarte Diciembre,
tampoco te comprendía cuando mi casa parecía un hogar
 y me sentaba de rodillas a colmar de estrellas el árbol de navidad.
Que si, admito no creer en ti y a la par ciegamente creerte,
porque si no, no dolerías y dueles,
dueles como las pequeñas cosas que vamos almacenando en cajas de recuerdos
 atadas con cordones pero sin zapatos.
Dueles como un buen trozo de carbón que te deja los dientes negros
 y la gratitud a la altura del talón.
Dueles como cuando dan las doce y se te pasa 
porque hace tiempo que dejaste de darle cuerda al corazón.
Perdona, pero, 
tengo la excusa perfecta para alargar la tristeza en todas las estaciones.

domingo, diciembre 22

La más SANA locura

Yo no escribo para que me lean,
yo no escribo para dejar entre abierta ninguna puerta,
ni siquiera una ventana,
escribo porque si no,

me volvería loca. 

Pensar esta sobrevalorado.

Pensé en decirle que la quería,
y que las dos le dábamos cuerda a nuestras respectivas vidas,
pero no.
Y es que hoy es tan solo un fino hilo
 invisible e indivisible
el que nos une y nos separa.
Aun así que bien olía tu cuerpo en mis sábanas de Noviembre.
Creo que lo único que le gusta es leerme, solo eso, leerme,
saber el modo en el que estoy sin estar,
como si a través de mis palabras se manifestara.

Llevo varias horas buscando el verso perfecto entre rimas que estaban rotas

Invierno tras tus cristales,

con la cabeza hacia abajo,

tropiezo,

me rajo,
y como pesa la nostalgia de las letras que nacían solas,
con el puño cerrado
sobre un corazón blanco.