jueves, diciembre 26

De infinitos desvíos y otros desvaríos.

No he recuperado la memoria de aquel tiempo
en el que era una niña 
que no soñaba con ser mujer,
perdida entre naranjos,
acariciando
el tronco de un árbol
mientras me hacia 
fuerte de mente 
y débil de espacio,
será por eso que no hay tanta diferencia entre lo que me hace
latir y lo que me hace daño.
Toda esta confusión de no saber muy bien como distinguir
entre un acierto y un error tiene su origen
en los campos impregnados de amapolas que idealicé en mi memoria.
Solía pensar que los caminos eran infinitos,
me equivoqué,
hay un único camino lleno de desvíos
y no importa cuál escoja,
en todos me perderé
y volveré a encontrarme
una y otra vez.

2 comentarios:

Pasé por un cuaderno y me quedé a vivir.