viernes, diciembre 27

Hoy escribo al abrigo de los atardeceres más bonitos que jamás han visto mis ojos.

Sueño que vienes a verme
bajo un cielo anaranjado,
y solo cuando sueño
es que olvido
la realidad de un incierto
nuevo calendario.
Enero, me parece muy bien que vengas,
pero ven despacio,
que me encanta sentir la vida envuelta en mi manta
mientras el reloj avanza despacio,
y se lleva la memoria de un otoño
en el que volé muy bajo.

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Pasé por un cuaderno y me quedé a vivir.