Pensé en decirle que la quería,
y que las dos le dábamos cuerda a nuestras respectivas vidas,
pero no.
Y es que hoy es tan solo un fino hilo
invisible e indivisible
el que nos une y nos separa.
Aun así que bien olía tu cuerpo en mis sábanas de Noviembre.
Creo que lo único que le gusta es leerme, solo eso, leerme,
saber el modo en el que estoy sin estar,
como si a través de mis palabras se manifestara.
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Pasé por un cuaderno y me quedé a vivir.