viernes, enero 17

Caja sin música, ni musa

Hasta el silencio
se deja oír en noches
que parecen tardes,
como ésta.
Tengo un atropello
de palabras
en gran vía,
escondidas
formato libreta
en el bolsillo
de mi chaqueta,
mientras la gente
camina,
calle abajo
calle arriba,
rápido,
y yo sonrío cuando no respetan los semáforos.
Confieso que no sale nada bueno de mis tripas,
cuando embadurno de gris
la paleta de colores,
y llega viernes y no hay fiesta
de puertas que se abren,
para darme de lleno
con la bofetada
de tus ojos pardos en mi habitación.
Me invento la sonrisa,
no quiero que dejes de creer en la magia,
ni de crearte en la poesía
que nace de la destrucción más evolutiva.

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Pasé por un cuaderno y me quedé a vivir.