domingo, abril 13

convexa

Su sonrisa tenía cara
de miércoles,
y a mí los sábados
me hacía sentir
más poema 
que poesía.
pero le perdonaba
la vida
dos veces
por cada cuatro
rotos,
y cinco por cada 
distensión
o torcedura.
Empecé a pensar que me invocaba fuerte

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pasé por un cuaderno y me quedé a vivir.