Le miro la cara al futuro
y no tiene rostro.
(y esto ya lo escribí una vez)
Anoche jugué
a tejer la duda
y acabé en la cama
hecha un ovillo de palabras.
He vuelto a perder
el par de unos
calcetines
sucios.
Saldría descalza,
sentiría el asfalto,
gritaría a minutos
del ruido,
del mismo ruido,
esas doce campanadas.
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Pasé por un cuaderno y me quedé a vivir.