Que fácil es echarte de menos en esta ciudad,
tan falta de luces
y tan llena de paz,
cuando vienes,
te crees,
y yo me creo
y recreo contigo,
royendo cada cruce de cables.
Y es que te has convertido en el contacto accidental
más bonito de mi vida.
Y creer ser de cobre. Que no faltan luces por dentro, ni calor.
ResponderEliminar