martes, enero 28

Dejarse inmolar

Parece que el aire se ha calmado
y es ficción,
como todo lo que he escrito
en la carta que jamás te leeré.
En el límite entre que
o quién
hay un pájaro que me mira
de reojo
con cara de mala ostia,
o de
volemos.
De eso hablo, de extremos,
de lo endeble que es la cuerda
que divide cordura
y locura,
error y acierto.
Errar a mí siempre me ha resultado demasiado sencillo.
Fluyo sola y me impulso.
Me tropiezo y de bruces contra el suelo
la ostia duele un poco menos,
me amortigua un folio
que ya ha aprendido a lagrimear conmigo.
El papel también llora,
y folla.
Siente.
Se arruga. Se ensucia.
Pero no me mira mal,
me inmola.


2 comentarios:

Pasé por un cuaderno y me quedé a vivir.