lunes, enero 20

Incidental-mente

Alguna que otra vez
tropiezas
con mi muro,
y te gusta.
Yo dejo una grieta
sin cemento
para recitarte
un verso 
que se reinventa
cada día,
de la punta de los dedos de mis pies,
donde fluyen las
cosquillas,
hasta tu risa. 

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Pasé por un cuaderno y me quedé a vivir.