viernes, mayo 16

Que salvarías a mi Ártico.

Preciosa, decía,
que me quisiera por encima de todas las cosas.
Sin saber,
Ella,
que yo habitaba un espacio
profundo
donde las cosas bonitas
adquieren un tono negro
ciudad noche, 
caricia sin cosmos,
dolor de arrastrarse sobre el asfalto,
y me quemaba,
hacía tiempo que no me llovía en la cara.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pasé por un cuaderno y me quedé a vivir.