No engañéis,
no justifiquéis ausencias
con noséqué de la primavera,
cuando del frío
se me pega la ropa,
y viceversa.
He mordido mis quimeras
hasta llegar a sangrar
cada monólogo interior,
cada delirio de grandeza.
Voy a fingirme amordazada y muerta,
volveré cuando algo merezca
ser contado,
sin pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Pasé por un cuaderno y me quedé a vivir.