Pude haberle dicho
que moriríamos
Él y yo juntos frente
al mundo,
pero mentiría.
Quise haberle regalado
junio
tanto como enero,
pero había dejado de llover
y de leer cartas para Neruda.
Hubiera o hubiese podido
creer que me salvarías,
pero me fui marchitando
de tu olvido de regarme y
de no ver amapolas en mayo.
y yo de nuevo al corazón de
lata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Pasé por un cuaderno y me quedé a vivir.