lunes, junio 2

Grita el mundo, luego escribo.

Pude haberle dicho
que moriríamos
Él y yo juntos frente
al mundo, 
pero mentiría.
Quise haberle regalado
junio
tanto como enero,
pero había dejado de llover
y de leer cartas para Neruda.
Hubiera o hubiese podido
creer que me salvarías,
pero me fui marchitando
de tu olvido de regarme y
de no ver amapolas en mayo.
y yo de nuevo al corazón de 
lata.

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Pasé por un cuaderno y me quedé a vivir.