viernes, junio 20

La bulímica línea entre la imaginación y el ideal

Podría contarte que ella también adornaba
su pelo con flores,
que sustituía la tristeza
por enfados,
y que le bastaban cuatro gritos
para ser lágrima aceitosa
sobre mi vaso de leche agria.
Que compartía conmigo el nombre bíblico
que cortaba
y las ganas de ser infinita
sobre un universo
que nos desgastaba. 
Podría contarte que me hablaba
entre risas del cosmos, diciendo
que yo para ella era el astro más grande del sistema solar.
Que cuando encendía un cigarro
lo apagaba en el suelo
y comenzaba un carnaval
loco de metáforas sobre
mi cama.
Podría,
pero nada de esto es real.

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Pasé por un cuaderno y me quedé a vivir.