Después
lo hacía, lo borraba todo porqué me dolías, quizá no fuera dolor,
pienso ahora mientras escribo estas líneas, no dolor del qué se
desprende y te desprende, no dolor de qué algo se ha roto y no volverán a juntarse los trozos jamás. Dolor del qué ocupa un parentesís,
un párrafo lleno de sarcasmo y duda, prozac y cordura, ausencia y
rutina. Nadie me ha vuelto a abrazar las costillas, las he ido
llenando poco a poco de carne sin consumirla. Dejar de pensar, ¡Qúe
ironía!
Pero
me saco de la manga el truco para vivir en la Tierra como una humana
más, y
a veces me lo creo, pero me parto de risa en el calor del verano con
los brazos desnudos repletos de cicatrices y arañazos, y de vez en
cuando me asomo para ver si todo sigue en desorden, si aún puedo ser
yo misma un rato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Pasé por un cuaderno y me quedé a vivir.