La llave tiembla en el picaporte de la puerta,
tiene frío.
Se tambalea.
Y yo tiemblo con ella
de pensarme
rutina,
de sentirme mentira.
Ya ni duelen las costillas,
pican y sangran su herida.
De pensarme tan rota,
de creerme tan viva.
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Pasé por un cuaderno y me quedé a vivir.