Recuerdos de etiquetas
de café
en sobres,
esperando
por ver si nos llovían
billetes
para poder coger aviones.
Ahora sabemos
que tenemos dos
piernas
libres
que
vuelan,
y que la frontera
y el peaje
se cobran
y libran
en nuestra propia
mente.
Así haga frío
y nos paren
manos que se visten
de uniforme,
para palpar
nuestros escasos bienes,
quitárnoslos,
y
Fumárselos
Todos
Ellos.
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Pasé por un cuaderno y me quedé a vivir.